La Turritopsis nutricola es una pequeñísima medusa de la familia Oceanidae que alcanza apenas medio centímetro de longitud. Aunque es una especie originariamente caribeña, hoy en día se puede encontrar en todos los océanos del mundo, tanto en aguas tropicales como templadas, debido a una lenta pero progresiva e irreversible colonización facilitada por el tráfico marino de los grandes barcos, que descargan el agua de lastre de sus tanques por todos los mares, trasladando así ésta y multitud de otras especies potencialmente invasoras, como el pez león.
¿Qué hace inmortal a esta medusa?
Esta pequeña medusa es capaz de mantener su eterna juventud gracias a un mecanismo con el que consigue modificar sus células una vez que ya se han diferenciado, haciéndolas volver a su estado inicial, el que tenían antes de su especialización. Este fenómeno es conocido como transdiferenciación, que es el mismo que ocurre cuando un órgano afectado regenera sus tejidos, pero que en esta medusa llega a extremos únicos, pues puede regenerarse por completo una y otra vez, al parecer de manera infinita.
Así, cuando determinadas condiciones adversas o la propia senescencia o envejecimiento lo indican, ocurre un deterioro programado de las estructuras adultas de la medusa de tal manera que la llevan a ser nuevamente un pólipo, su fase juvenil inicial que, tras una metamorfosis, hace que se obtengan nuevas y jóvenes medusas de vida libre. Sería el equivalente a que una mariposa volviera a la fase de oruga nuevamente, y volviera a transformarse en mariposa en un ciclo sin fin.
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