martes, 28 de abril de 2015

Felinos

Las  especies de felinos (Felidos) entre las que se incluye el gato doméstico (Felix catus), son muy diversas desde el tigre que puede llegar a pesar 350 kilos hasta el gato leopardo de la India que pesa entre 1 y 2 kilos. Todos comparten rasgos comunes, como ser carnívoros  y poseer un fuerte instinto cazador. Poseen un andar firme, buen equilibrio y una visión aguda, además de ser nocturnos por naturaleza tienen un tejido reflectante llamado tapetum lucidum situado detrás de la retira que hace que le brillen en la oscuridad y mejoren la visión noctorna.
Todos tienen uñas retráctiles a excepción del guepardo y el gato vivérrido o pescador, que funcionan mediante un ligamento que   enfundan mientras acechan, corren o descansan y las desenfundas para atacar o trepar. El guepardo alcanza hasta 100 km/hora en distancias de unos pocos cientos de metros, es considerado el animal más rápido de la tierra. Para cazar a su presa corre velozmente tras él, al contrario que hacen casi todos los demás felinos que cazan furtivamente vigilando a sus presas y eligiendo el momento oportuno para acercarse con sigilo y saltar sobre él.
Los felinos salvajes cazan sólo cuando tienen hambre, no por diversión como suele ocurrir con los gatos domésticos. Cuando matan y comen, pueden llegar a ingerir hasta un tercio de su peso total de una sola vez, lo que les sacia durante varios días. Son muy dormilones y pueden pasarse 18 horas al día durmiendo. Salvo los leones, los demás    felinos son criaturas solitarias, los machos y las hembras solo se unen en periodos de reproducción para aparearse, luego se marchan y es la hembra la encargada de las crías. El periodo de gestación de los felinos oscila entre 9 y 16 semanas y el número de crías por camada varia de dos en el caso del ocelote a seis en otras especies.
Los grandes félidos  como el león, tigre, leopardo  o pantera destacan por su capacidad de emitir rugidos gracias a un cartílago vibrante situado en la base de la lengua, los otros felinos tienen un hueso. Otra diferencia es que cuando se tumban las patas delanteras las mantienen estiradas a diferencia de los demás que las encogen bajo el cuerpo. Y por supuesto éstos  no entierran sus heces. Son muy poderosos y apenas tienen enemigos en el reino animal, a excepción del ser humano y ellos mismos que tienen que competir por la comida o por una hembra.

Subfamilia Felinae


Subfamilia Pantherinae

Opiliones: Lo que no sabias



Los opiliones son un grupo de artrópodos pertenecientes al orden Opiliones y los arácnidos más familiares después de las arañas, con las que a menudo se confunden. En esta entrada trataremos de despejar algunas dudas y malentendidos, así como mostrar algunas curiosidades interesantes, sobre estos fascinantes arácnidos.




Imagen | Opilión de Shiobara (Japón).
1. Los opiliones son arácnidos pero no arañas. Los opiliones constituyen un ordendentro de la clase Arácnidos, un grupo de artrópodos con quelíceros entre los que se incluyen arañas, escorpiones, solífugos, uropigios o vinagrillos, amblipigios, ácaros, pseudoescorpiones, palpígrados, ricinúlidos y esquizómidos.
Debido a su parecido superficial, la mayoría de la gente confunde a los opiliones con las arañas, sobre todo con los fólcidos, una familia de arañas patilargas. Sin embargo, hay tres características básicas que los diferencian a primera vista.


Comparación entre una araña fólcida (izquierda) y un opilión (derecha).
En primer lugar, no tejen telas porque no tienen hileras, que son los apéndices donde se ubican las glándulas productoras de seda; en segundo lugar, el cefalotórax y el abdomen (o prosoma y opistosoma, como suelen denominarlos los aracnólogos para diferenciarlos del cefalotórax y abdomen de los crustáceos, ya que no son estructuralmente equivalentes) están fusionados formando una única estructura bulbosa, y en tercer lugar, sólo tienen dos ojos (ocelos), frente a los ocho de la mayoría de las arañas. Además, y a diferencia de las arañas (excepto los lifístidos), el opistosoma está segmentado.
Al igual que el resto de los arácnidos, tienen un par de quelíceros, un par de palpos y cuatro pares de patas. Los quelíceros tienen forma de pinza.
2. Por patas. Como están sordos, medio ciegos y tienen poco desarrollado el sentido del olfato, los opiliones se basan casi exclusivamente en el tacto. Sus patas actúan a modo de sensores y muchas especies usan el segundo par, más largo, como si fueran antenas, moviéndolas en el aire mientras caminan. En caso de peligro pueden amputárselas espontáneamente (autotomía) para distraer al posible depredador pero al contrario que otros arácnidos, las patas no se regeneran. Es extraño encontrar individuos adultos con todas sus patas.
3. No son venenosos, aunque usan «armas secretas». Otra característica que los diferencia de las arañas es que carecen de glándulas de veneno. Sin embargo, están preparados para la «guerra química». Poseen un par de glándulas defensivas en la parte anterior del prosoma que producen secreciones ricas en quinonas y fenoles con la que repelen a sus atacantes (debido a una mezcla entre mal olor y sabor parecido al de las almendras amargas). Cuando se sienten amenazados, dirigen un chorro al atacante o rocían su propio cuerpo con una gota para conseguir un efecto disuasorio.


Secreciones defensivas de Vonones say (arriba) y Acanthopachylus aculeatus (abajo). | Adaptado de Chemical defense of an opilionid (Acanthopachylus aculeatus)Thomas Eisner, Carmen Rossini, Andrés González y Maria Eisner. 2004. Journal of Experimental Biology 207, pp. 1313-1321.
Aparte de la autotomía y las secreciones químicas, algunos opiliones emplean como sistemas de defensa el camuflaje, hacerse los muertos (tanatosis) o vibrar el cuerpo.
4. Cuestión de tamaño. El tamaño del cuerpo de los opiliones varía entre uno y 20 milímetros y con las patas extendidas hay especies que alcanzan los 20 centímetros de envergadura. Aun así, la mayoría de las formas tropicales tienen patas relativamente cortas.
Los machos suelen tener cuerpos pequeños y patas largas, mientras que las hembras suelen tener cuerpos más grandes y patas más cortas.
5. Hablando de números. Como casi siempre, hablar del número de especies complicado porque su número varía según las fuentes (por ejemplo, en Life in the Undergrwoth, David Attenborough habla de más de cinco mil especies). Según Adriano B. Kury, especialista en la sistemática y filogenia de los opiliones, se han descrito 6476 especies (Classification of Opiliones, mayo 2010), lo que les convierte en el tercer orden de arácnidos en términos de número de especies después de las arañas y los ácaros.
Se estima que podrían existir más de 10.000 especies, ya que la mayoría viven en las regiones tropicales de América del Sur y el sudeste asiático y suelen habitar en lugares húmedos y sombríos de todos los climas.
6. Una estirpe de rancio abolengo. Como suele ocurrir con los artrópodos terrestres con exoesqueleto blando, los opiliones raramente fosilizan. Su registro fósil es bastante disperso y los fósiles más antiguos (un macho y un hembra de Eophalangium sheari) datan de principios del Devónico (hace 410 millones de años) y se han encontrado en el yacimiento de Rhynie Chert (Escocia).


Brigantibunum listoni | Un fósil de principios del Carbonífero (hace 340 millones de años) de Escocia. Es el segundo fósil de opilión más antiguo que se conoce. Adaptado de A fossil harvestman (Arachnida, Opiliones) from de Mississipian of East Kirkton, Scotland. Jason A. Dunlop y Lyall I. Anderson. 2005. The Journal of Arachnology 33, pp. 482-489.
Estos opiliones paleozoicos presentan características que comparten con los opiliones actuales, lo que situaría el origen del orden en el Silúrico o incluso antes. De hecho, se consideran los arácnidos más primitivos junto con los escorpiones.
7. Dimes y diretes de parentesco. La clasificación actual considera cuatro subórdenes:
  • Laniatores: especies de fuertes pedipalpos rematados en ganchos. Se encuentran en los trópicos, son espinosos y pueden alcanzar un gran tamaño. Este orden agrupa casi el 64% de todas las especies de opiliones.
  • Eupnoos: engloba a la mayoría de los opiliones europeos y norteamericanos, aunque también hay especies tropicales de colores llamativos.
  • Dispnoos: especies del Viejo Mundo que habitan climas templados. Son de colores apagados y algunos tienen ocularios con decoraciones extravagantes.
  • Cifoftalmos: especies de pequeño tamaño que recuerdan a los ácaros.
En cuanto a las relaciones con los otros grupos de arácnidos y el resto de los quelicerados… Digamos que la cosa no está clara y dejémoslo así para no complicar más el asunto.


Imagen | Los opiliones dentro de los quelicerados según Phylogeny and Systematic Position of Opiliones: A Combined Analysis of Chelicerate Relationships Using Morphological and Molecular Data. Gonzalo Giribet, Gregory D. Edgecombe, Ward C. Wheeler y Courtney Babbitt. 2002. Cladistics 18, pp. 5-70.
8. El pan suyo de cada día. Los opiliones pueden ser depredadores agresivos y capturar pequeños artrópodos con sus pedipalpos para masticarlos con los quelíceros, aunque a menudo son carroñeros o detritívoros. Algunos lanzan la saliva digestiva sobre sus alimentos antes de absorberlos y son uno de los pocos grupos de arácnidos capaces de ingerir partículas sólidas. Sin embargo, al carecer del sistema de filtrado que tienen los demás arácnidos, están expuestos a parásitos y patógenos.


Imagen | Impresionante fotografía del opilión Santinezia curvipes devorando el cadáver de una pequeña rana (Eleutherodactylus sp.) Fotografía de Juanma Orta.
9. Devorador de caracoles. Los opiliones del género europeo Ischyropsalis tienen quelíceros que doblan el tamaño de su cuerpo y los emplean para romper la concha de los caracoles de los que se alimentan.


Imagen | Ischyropsalis hellwigi. Fotografía de Jon Maguregi Arenaza.
10. Enemigos naturales. Además de los parásitos y patógenos que pueden ingerir debido a su forma de alimentarse, los principales depredadores de los opiliones son aves, anfibios, mamíferos insectívoros, insectos carnívoros y arañas.
11. Fuente de alimento y sistema de transporte. No es raro encontrar opiliones que llevan unos pequeños organismos rojos pegados al cuerpo o a sus patas. Se trata de larvas ectoparásitas de ácaros de la familia Eritreidos. Dichas larvas se alimentan de la hemolinfa del opilión. También pueden encontrarse otros ácaros muy pequeños de color blanco. En este caso no se trata de parásitos, sino de deutoninfas de otros ácaros que se suben al cuerpo del arácnido tan sólo para ser transportados de un lugar a otro, pero sin causar daño al huésped.


Imagen | Santinezia spinfectado por larvas de ácaro. Fotografía de Dllavaneras.
12. Sexo con penetración. Los machos de los opiliones tienen un pene (que llega a ser más grande que su cuerpo) que les permite la copulación directa, algo que les diferencia del resto de los arácnidos, que usan métodos indirectos para introducir el esperma en la abertura genital de la hembra. Sólo los ácaros tienen también pene.
Los machos suelen luchar entre sí por las hembras. No son muy dados al juego previo y cuando existe el cortejo, es más bien superficial. El macho se limita a acercarse de frente a la hembra e introduce su pene en la abertura genital de la hembra. En ambos sexos, los órganos genitales se encuentran bajo la boca.
13. Manda huevos. La hembra suele poner entre diez y cien huevos sobre terreno húmedo o debajo de las piedras usando un ovopositor alargado y tardan entre 20 días y cinco meses en eclosionar.
14. Padre modelo. El macho del opilión Zygopachylus albomarginis construye un nido circular con astillas de corteza y saliva de un centímetro de alto y tres de largo en la base de un árbol o tronco. La hembra deposita allí sus huevos y el macho que encarga de protegerlos y mantenerlos limpios. Dejemos que el «maestro» David Attenborough hable de ellos:
15. De mudanza. Los opiliones mudan aproximadamente cada diez días y tardan casi 20 minutos en liberar las patas de su antigua muda. En las regiones templadas, los adultos viven un año.
16. Juntos pero no revueltos. Algunas especies son solitarias, pero no es raro encontrar agregados de cientos o incluso miles de ejemplares, pasando este conjunto bastante inadvertido, ya que por la delgadez de las patas se confunden fácilmente con el medio. También forman agregaciones más apretadas compuestas por pocos ejemplares en la época de reproducción o para protegerse del frío o la humedad. Las agrupaciones de opiliones pueden ser monoespecíficas o heteroespecíficas. Según algunos autores, es posible que secreten una sustancia de agregación que los estimula a formar estas masas vivientes.


Imagen | Agregación de Acutisoma proximum en una roca. Fotografía de Glauco Machado.
17. Curiosidades etimológicas. Opilión deriva de latín opilio, palabra que significa «pastor de ovejas». Este nombre parece derivar de la posición elevada del cuerpo que recuerda a la de los antiguos pastores de ovejas europeos que iban en zancos para vigilar mejor sus rebaños o del movimiento de su segundo par de patas, que recuerda a la vara de los pastores. En España, los opiliones reciben los nombres vulgares de segadores, molgaños, morgaños o murgaños. En inglés, se les suele conocer como harvestmen («segadores» o «cosecheros», al parecer, porque aparecen en gran número durante el otoño, la época de la cosecha) o daddy-long-legs («papíto piernaslargas»), un calificativo que también comparten con las arañas fólcidas y las típulas (parientes de las moscas cuya forma recuerda a la de un mosquito gigante). En alemán, se denominan weberknechte («ayudantes del tejedor»). En japonés, se les llama zatōmushi (座頭虫, «bichos ciegos» porque parece que van andando a tientas con el segundo par de patas. Antiguamente se denominaban mekuragumo [盲蜘蛛, «arañas ciegas»], pero este término ha caído en desuso porque la palabra mekura es considerada como una ofensa hacia las personas ciegas). En chino reciben un nombre parecido: mángzhū (盲蛛, «arañas ciegas»).
En cuanto a denominaciones curiosas, en Costa Rica se les llama pendejos, en México, arañas patonas, y en algunas zonas del sureste de Brasil, aranhas bailarinas, quizá por la costumbre defensiva que tienen algunas especies de patas largas de hacer vibrar el cuerpo para despistar a sus atacantes.
18. Opiliones espinosos. Entre los opiliones hay bastantes especies espinosas. De hecho, uno de los cuatro subórdenes (Laniatores) está compuesto en su mayoría por especies con protuberancias espinosas.


Imagen | Espinas patilargas. Izquierda: Pachyloidellus goliath, un espectacular —y espinoso— opilión de Chile y Argentina. Fotografía de artour_a. Derecha: Lomanius, un opilión de Filipinas perteneciente a la familia Podóctidos (patas con espinas). Ambos pertenecen al suborden Laniatores.
19. ¿Y yo que soy…? La especie Stygophalangium karamani, es un ácaro que a veces ha sido clasificado como un opilión de la superfamilia Phalangioidea. De hecho todavía aparece así en algunas clasificaciones o, por ejemplo, en la Wikipedia.
20. Opilión surrealista. En 1940, Salvador Dalí pintó un cuadro titulado Araña de la tarde. ¡Esperanza!. Lo más «surrealista» de todo es que la «araña» es en realidad un opilión.


Dalí
Si bien es una alegoría de la Segunda Guerra Mundial, se puede hacer una interpretación paralela del óleo basada en algunas de las estrategias defensivas de los opiliones. El opilión que aparece en el centro ha perdido una de sus patas (autotomía) y está rodeado por un grupo de hormigas que mantienen la distancia quizá gracias a la acción de las glándulas defensivas, cuya secreción repele a estos insectos. Por otra parte, y según una antigua leyenda rural francesa, ver a un opilión al atardecer es un buen augurio, trae buena suerte y es un símbolo de la esperanza.
21. Inspiración. El personaje Kamaji de El viaje de Chihiro y el ángel Matriel (o Matariel, dependiendo de la romanización) de Neon Genesis Evangelion están inspirados en opiliones.


Imagen | Ángel Matariel (izquierda) y Kamaji (derecha).
22. Mitos y creencias. Debido a su forma de vida, los opiliones han pasado bastante desapercibidos en el folclore humano y existe poca mitología al respecto. Antiguamente se creía que los opiliones podían encontrar el ganado perdido. Para saber en qué dirección buscar, había que atrapar un opilión dejándole una pata libre que apuntaría en la dirección en la que se había ido el ganado.
Había otra creencia según la cual llovía al día siguiente si se mataba un opilión.
Una leyenda urbana bastante extendida en el ámbito anglosajón sostiene que poseen un veneno mortal pero sus quelíceros son demasiado pequeños para perforar la piel de los  humanos. Evidentemente, vuelven a ser confundidos con los fólcidos y tampoco hay pruebas de que el veneno de estas arañas sea letal para los humanos. En Cazadores de mitos zanjan el tema:
23. Daddy Longlegs. En la serie Minuscule, que combina artrópodos animados con imágenes de paisajes reales, aparece un personaje llamado Daddy Longlegs, que por su aspecto podría pasar por un opilión, pero en algunos episodios teje telarañas, por lo que probablemente sus creadores se basaran en un fólcido para crearlo.
24. Poesía opiliónida.
 Como ya hemos comentado antes, no hay muchas referencias a opiliones en la cultura popular, pero hemos encontrado este poema en inglés de Gordon Ramel que destaca las diferencias entre éstos y las arañas:
The harvestman is not a spider,she has no poison glands inside her.
No fangs, no web, no spinnerets.
She’s sweet and gentle as it gets.
Unless you’re dead, or awful small
she cannot hurt you much at all.
So love her if you chance to see
her in the forest’s wild beauty;
although her legs are thin and long
she’ still a part of Life’s great song.
Hemos hecho una traducción-adaptación para los que no entiendan la lengua de Shakespeare, y de paso, nos hemos divertido haciendo nuestros pinitos en la poesía. :P
Un opilión y una araña no tienen nada que ver,
sin glándulas de veneno, no hay mal que te pueda hacer.
No tiene ganchos, no teje telas y carece de hileras.
Es dulce y tierno; no es ninguna fiera.
A menos que estés muerto o seas diminuto
no te hará ningún daño en absoluto.
Si te encuentras con uno en la naturaleza,
disfruta y admira su belleza;
con sus patas largas y esbeltas, ¡qué arte!
de la gran canción de la Vida forma parte.
25. ¡Llevas un bicho encima…! Con lo que nos gustan a nosotros las camisetas y demás ropajes frikis, no podíamos dejar de mostrar esta camiseta y esta corbata que tienen como protagonistas a nuestros queridos amigos los opiliones.


Imagen | Camisetas y corbata con opiliones. Fuente.
Y el que quiera entomorrelojes con opiliones, los puede conseguir en CafePress.
CONCLUSIÓN. Lo que nos queda por aprender. Aunque constituyen el tercer orden de arácnidos en número de especies, se conoce muy poco sobre la biología de los opiliones. A esto hay que añadir su desconocimiento por parte del público no especializado, que tiende a confundirlos con arañas y también el hecho de que viven en lugares húmedos y sombríos y tienen hábitos nocturnos. Esperamos que esta entrada haya contribuido a dar un poco más a conocer a este grupo de seres vivos.

Fuentes

La variedad de la vida. Colin Tudge. Crítica, 2001
The New Encyclopedia of Insects and their Allies. Christopher O’Toole. Oxford University Press, 2002.
Life in the Undergrowth. David Attenborough. BBC Books, 2005.
Secret Weapons. Thomas Eisner, Maria Eisner y Melody Siegler. Harvard University Press, 2005.
Invertebrate Zoology, 7th Edition. Edward E. Ruppert, Richard S. Fox y Robert D. Barnes. Brooks/Cole – Thomson Learning, 2004.
Harvestmen: The Biology of Opiliones. Ricardo Pinto-da-Rocha, Glaucho Machado y Gonzalo Giribet, editores. Harvard University Press, 2007.
Classification of Opiliones. Sitio administrado por Adriano B. Kury con información y bibliografía actualizada sobre estos arácnidos.
Dos casos de anurofagia por Santinezia curvipes (roewer, 1916) (Opiliones: Cranaidae). Osvaldo Villareal Manzanilla, Jesús Manzanilla P. y Frank Steines. 2008. Boletín de la Sociedad Entomológica Aragonesa 42, pp. 317-319.
The Rhynie Chert Harvestmen. Universidad de Aberdeen.
Kentucky Harvestmen. Myths, legends and folkore.
Touchy Harvestmen. Rogelio Macías-Ordóñez. 2000. Natural History 109, pp. 58–61.
El maravilloso mundo de los arácnidos. Anita Hoffman.